La Isla Taquile, es una de las tantas islas que posee el lago más alto del Perú, el Lago Titicaca. Este encantador lugar es habitado desde hace miles de años, sus habitantes son de habla quechua y su estilo de vida poco o nada fue alterado con el pasar de los años. La gente de la Isla Taquile son expertos en textil y su técnica es heredada de generación en generación. La Isla Taquile alberga una población de poco más de 2,000 personas, descendientes de una comunidad ancestral que, hasta hoy, conserva muchas de sus costumbres antiguas.
Esta isla se encuentra en Puno y presenta una superficie total de 11 kilómetros cuadrados. La isla es considerada como una de las 15 islas sobre lagos más bellas del mundo y que todo turista debe visitar al menos una vez en su vida.
El principal atractivo de la isla se concentra en el turismo vivencial, a partir del contacto con las costumbres y faenas del pueblo que lo habitan. Convivir con la gente de Taquile, te permitirá conocer los diferentes mitos y creencias que su gente posee. Si deseas conocer el espíritu festivo de la Isla Taquile y convivir con su gente durante los días de celebración, puedes visitar el pueblo, sobre todo, durante su Feria Folklórica que se celebra entre la última semana de julio y la primera semana de agosto, y donde se presentan distintas interpretaciones de danzas tradicionales.
La Isla de Taquile se encuentra en el Lago Titicaca, al igual que la Isla de Amantaní. Ambos pertenecen al distrito del mismo nombre en el departamento de Puno. La isla está ubicado a 3,950 metros sobre el nivel del mar y a 35 kilómetros de la ciudad de Puno.
Para llegar a Taquile debes comprar tu pasaje en bote en la caseta de Taquile que se encuentra en el Puerto de Puno. El tiempo que te tomará de viaje será de aproximadamente 3 horas. Por lo general, las embarcaciones salen entre las 8 y 8:30 de la mañana. Si buscas un lugar para comer en Taquile, existe el comedor Comunitario, cuyos ingresos se encuentran dirigidos al bienestar y mejoramientos de los servicios de la isla, así como del estilo de vida de sus habitantes.
La Isla de Taquile alberga una población de poco más de 2,000 personas, descendientes de una comunidad ancestral que, hasta hoy, conserva muchas de sus costumbres antiguas. Sus habitantes son de habla quechua y su estilo de vida poco o nada fue alterado con el pasar de los años. El pueblo de Taquile es una comunidad esencialmente agrícola que aprovecha el benigno clima del territorio y los recursos hídricos del Titicaca para la mejora de su producción.
El principal atractivo de la isla se concentra en el turismo vivencial, a partir del contacto con las costumbres y faenas del pueblo que lo habitan. Convivir con la gente de Taquile, te permitirá conocer los diferentes mitos y creencias que su gente posee.
Si deseas conocer el espíritu festivo de la Isla de Taquile y convivir con su gente durante los días de celebración, puedes visitar el pueblo, sobre todo, durante su Feria Folklórica que se celebra entre la última semana de julio y la primera semana de agosto, y donde se presentan distintas interpretaciones de danzas tradicionales.
La tradición de tejer en la isla de Taquile se remonta a las antiguas civilizaciones Inca, Pukara y Colla, manteniendo así vivos ciertos elementos de las culturas andinas prehispánicas. Fue declarada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad en 2005.
Los Textiles de la Isla Taquile están hechos a mano o en telares de pedal prehispánicos. Las prendas más características son el chullo, un sombrero de punto con orejeras, y el cinturón de calendario, un cinturón ancho que representa los ciclos anuales asociados con las actividades rituales y agrícolas. El cinturón de calendario ha atraído el interés de muchos investigadores, ya que representa elementos de la tradición oral y la historia de la comunidad. Aunque el diseño artístico de los Textiles de la Isla Taquile ha introducido nuevos símbolos e imágenes contemporáneas, el estilo y las técnicas tradicionales aún se mantienen.
Taquile cuenta con una escuela especializada para aprender artesanía local, lo que contribuye a la viabilidad y continuidad de la tradición.
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