La cultura de Iquitos se caracteriza por su rica diversidad étnica y tradiciones ancestrales, que reflejan la interacción entre las comunidades indígenas y los colonizadores. Esta fusión cultural se manifiesta en la música, la danza y las festividades locales, así como en la gastronomía, que incorpora ingredientes indígenas y técnicas de cocina tradicionales.
La cultura de Iquitos se caracteriza por una rica diversidad que refleja la interacción entre las comunidades indígenas y las influencias externas a lo largo del tiempo. Esta zona, ubicada en el corazón de la Amazonía peruana, es el hogar de numerosos grupos étnicos, como los quichuas y los yaneshas, quienes conservan tradiciones ancestrales que se manifiestan en su música, danzas y rituales. Cada una de estas danzas tiene su propio estilo, historia y significado cultural. Estas danzas son parte importante de las festividades y celebraciones culturales en Iquitos, reflejando su rico patrimonio indígena y mestizo.
La gastronomía también juega un papel fundamental en esta cultura. Platos típicos como el juane y el tacacho con cecina son ejemplos emblemáticos que utilizan ingredientes locales y técnicas culinarias transmitidas de generación en generación. Además, las festividades regionales suelen ser coloridas y vibrantes, con celebraciones que honran tanto a las deidades ancestrales como a los ciclos naturales.
El arte en Iquitos se expresa a través de diversas manifestaciones, entre ellas las artesanías realizadas con materiales nativos como fibras vegetales y madera. Estas obras no solo son representativas del talento local sino que también reflejan una profunda conexión con el entorno natural. En Iquitos se elaboran diversas artesanías que reflejan la cultura y las tradiciones de la región amazónica. Cestería, tallado en madera, tejidos hechos a mano con motivos tradicionales, utilizando técnicas ancestrales. Accesorios elaborados con semillas, piedras preciosas y materiales orgánicos. Estas artesanías no solo son productos comerciales, sino también una forma de preservar la identidad cultural de los pueblos indígenas de la Amazonía.
En el Perú se han contabilizado 13 Familias Lingüísticas Amazónicas, las cuales agrupan a 51 grupos étnicos, que a su vez se distribuyen en 1.786 comunidades indígenas con una población total de 332.795 habitantes, lo que equivale al 1,2 por ciento de la población total del país. En la región Loreto habitan 11 de estas Familias Lingüísticas (84,6 por ciento), 29 de los grupos étnicos (57 por ciento) y 705 de las comunidades indígenas amazónicas (39,5 por ciento), con una población de 105.900 habitantes, lo que representa el 11,9 por ciento de la población de la región.
Las comunidades indígenas amazónicas de la región Loreto tienen mayor presencia en las provincias de Maynas y Datem del Marañón, constituyendo el 47 por ciento de la población total, mientras que la provincia de Mariscal Ramón Castilla solo cuenta con el 8 por ciento de presencia indígena amazónica. En Loreto habitan todas las familias lingüísticas huitoto, peba-yagua, tucano y zaparo.
La población indígena de Loreto es predominantemente joven, pues casi la mitad tiene menos de 15 años, cifra superior a la observada a nivel nacional (30,5 por ciento). A partir de los 45 años, la proporción de la población desciende a 9 por ciento frente al 13 por ciento de la región y el 15 por ciento del país. De igual forma, la población mayor de 65 años es significativamente menor en la población indígena. Se espera que, a medida que se perfeccionen los instrumentos censales, sea posible determinar si esta distribución de la población indígena se debe a una menor esperanza de vida (actualmente hay grupos étnicos que están en peligro de extinción) o a un proceso de migración hacia las ciudades.
El pueblo Bora habita principalmente en la zona nororiental del departamento de Loreto, cerca de la frontera con Colombia. Los Bora se caracterizan por la pintura corporal, siendo los Bora uno de los pueblos con mayor cantidad de dibujos corporales en la Amazonía.
Los Bora se dividen tradicionalmente en clanes, cada uno de los cuales es liderado por un curaca. Los Bora viven en grandes casas comunales. Los Bora producen cultivos como plátano, yuca, piña y otras frutas tanto para el consumo como para la venta. También se dedican a la pesca y la caza, y producen artesanías que son vendidas a los turistas que visitan sus comunidades.
Los Bora son conocidos, entre otras cosas, por su uso de un sistema de comunicación que servía para transmitir mensajes a grandes distancias entre grandes casas multifamiliares. Para ello, utilizaban el manguaré, un instrumento de comunicación basado en dos tambores de caoba y mazos, con los que emiten sonidos con tonos similares a los de la lengua Bora.
El pueblo Yagua habita principalmente en el departamento de Loreto, en la zona fronteriza con Colombia y Brasil. Los Yagua son el único pueblo indígena cuya lengua pertenece a la familia lingüística Peba-Yagua. La vestimenta tradicional de los Yaguas consiste en un pectoral, tobilleras y muñequeras hechas de hojas de palma, una pollera de tela roja para las mujeres y una pollera llamada champa para los hombres, hecha de hojas de palma.
Actualmente, las comunidades Yagua, ubicadas cerca de la ciudad y vinculadas al mercado turístico de Iquitos, participan de esta actividad a través de la representación de sus costumbres tradicionales, como la danza, la música, la artesanía y el uso de la cerbatana. Los Yagua tienen una cosmovisión muy compleja que se refleja en sus mitos animistas.
Los Yagua consideran al agua como su elemento totémico, pues es considerada fuente de vida. La importancia de este elemento se refleja en el ritual del parto, donde la madre da a luz arrodillada sobre un lecho de hojas cerca del curso de agua. Asimismo, el baño de los hombres Yagua en el río era considerado una estrategia para asegurar que los animales de caza no se agotaran.
El pueblo Kukama Kukamiria habita principalmente en el departamento de Loreto. Según los resultados del censo nacional de 2017, 10.762 personas se han identificado como parte del pueblo Kukama Kukamiria debido a sus costumbres y a sus ancestros. Debido a su interrelación de larga data con un ecosistema de llanura inundable y su gran adaptación a él, los Kukama Kukamiria han desarrollado diferentes instrumentos y técnicas para la pesca, que hoy son un patrimonio heredado de sus ancestros.
El pueblo Kukama Kukamiria, junto con otros pueblos cuyas lenguas pertenecen a la familia lingüística tupí-guaraní, inició una serie de migraciones desde la Amazonía Central en Brasil entre los siglos IX y XVI. Probablemente llegaron a las zonas que ocupan hoy en el Perú 200 o 300 años antes de la llegada de los españoles.
La base de la organización tradicional de los Kukama Kukamiria son los grupos de parentesco paterno, llamados “sangres” y asociados a tótems o fundadores. Dentro de estos grupos se transmiten apellidos que corresponden a nombres de plantas y animales. Según esta organización de parentesco, los matrimonios constituyen intercambios entre dos “sangres”.
El pueblo Ikitu habita principalmente en la provincia de Maynas, departamento de Loreto. Al igual que los pueblos Arabela y Vacacocha, la lengua del pueblo Ikitu pertenece a la familia lingüística Záparo. Durante los siglos XVII y XVIII, muchos Ikitu fueron obligados a incorporarse a misiones de la Orden Jesuita. En general, el contacto con agentes extranjeros los afectaba físicamente, provocando epidemias que diezmaron significativamente a este pueblo.
Una de las principales actividades tradicionales de subsistencia de los Ikitu es la agricultura, siendo sus principales productos agrícolas la yuca, el plátano, el camote, el maíz, la sachapapa, el tabaco, el algodón y el barbasco. Han mantenido que sus herramientas tradicionales para la pesca y la caza son el arpón y la flecha, así como la lanza y la cerbatana, respectivamente.
Los Ikitu viven en comunidades, donde principalmente los adultos mayores conservan el uso de su propia lengua. Sin embargo, a raíz de la pérdida de la lengua nativa, se observa un importante proceso de mestizaje entre las generaciones más jóvenes. Lo mismo ocurre con los matrimonios, ya que muchos de ellos se casan con indígenas de otros grupos étnicos, como los shiwilu, los achuar y los shawi.
El pueblo Urarina habita principalmente en el departamento de Loreto. El pueblo Urarina se identifica bajo el término kacha edze, que significa ‘pueblo’. El pueblo Urarina se dedica a la agricultura, la caza y la pesca, que son las principales actividades económicas. En relación a la caza, tradicionalmente, los Urarina la practicaban de manera individual, utilizando herramientas producidas por ellos mismos, como la cerbatana o pucuna.
Los Urarina tienen entre sus principales cultivos el maíz, la yuca, el maní, el camote, el zapallo, la cocona y el tabaco, los Urarina también se dedican a la comercialización de carne seca de animales silvestres, plátanos, gallinas, madera, arroz y pescado a través de comerciantes mestizos.
La lengua Urarina es la única lengua de la familia lingüística Shimaco, por lo que se considera una lengua aislada. También ha recibido los nombres Itucali, Kacha Edze e Itukale. Es hablado por el pueblo indígena del mismo nombre en comunidades ribereñas de los ríos Tigrillo, Patayacu, Chambira y Corrientes, en el departamento de Loreto.
El pueblo Awajún, también conocido como Aguaruna, representa la segunda población indígena u originaria amazónica más numerosa del Perú. En el mundo Awajún existen actividades masculinas (guerra, caza, pesca, fabricación de herramientas, cestería y tejido, construcción de viviendas, entre otras) y actividades femeninas (crianza de los hijos, animales y plantas, y elaboración de cerámica, entre otras). Esta separación se refleja en su simbolismo religioso, que se caracteriza por la separación de los espíritus femeninos y masculinos.
El masato juega un papel importante en la vida social Awajún. Una de las ceremonias más conocidas del pueblo Awajún es la preparación de las tsántsa (cabezas reducidas). La vestimenta tradicional Awajún está hecha de algodón, cultivado y tejido en telares rústicos, y es confeccionada por los hombres. La vestimenta masculina se basa en una falda, o itipak, sujeta a la cintura por un cinturón. Las mujeres usaban un vestido de una sola pieza, buchák o taráchi, que se ataba sobre un hombro con una cuerda.
Tanto los hombres como las mujeres llevaban el pelo largo con flequillo sobre la frente. En ocasiones especiales, los hombres llevaban el pelo trenzado. Los tatuajes y la pintura facial con achiote y huito son muy comunes. Los adornos de hombres y mujeres están hechos con plumas de tucán, alas de escarabajo y una gran variedad de semillas.
El nombre del pueblo Achuar proviene del nombre de las grandes palmeras que se encuentran en la zona de la Amazonía peruana que han ocupado ancestralmente. Su lengua pertenece a la familia lingüística Jíbaro. El pueblo Achuar habita principalmente en el norte del departamento de Loreto, cerca de la frontera con Ecuador. La composición de los hogares Achuar, así como el tipo de asentamiento en el territorio, es diversa. Mientras algunos Achuar viven en comunidades donde las casas están aisladas, otros viven en comunidades nativas densamente pobladas.
Los hombres se dedican a la caza y pesca, las mujeres están más relacionadas con la actividad agrícola. Es tradicional que cada mujer Achuar posea y administre su propia finca donde produce (yuca, plátano, frutas, barbasco, maíz, frijoles, maní).
Una costumbre muy extendida entre los Achuar es el consumo diario de una infusión de hojas de Wayusa. Esta planta es considerada una medicina natural y espiritual, siendo utilizada con fines curativos.
El pueblo Matsés vive principalmente en la provincia de Requena en el departamento de Loreto, en la zona fronteriza con Brasil. Los Matsés han sido considerados los representantes más septentrionales del grupo Pano, integrado por personas cuya lengua forma parte de la familia lingüística Pano.
En la antigüedad, los Matsés vivían en familias extensas, cada una con un líder, y se asentaban en grandes casas o malocas. Estas familias tenían motivos para cambiar constantemente su zona de residencia: la escasez de animales de caza, la necesidad de hacer una nueva finca, la muerte de un miembro importante de la familia o amenazas de otros grupos indígenas o extranjeros en sus zonas habituales de residencia.
Tradicionalmente, las fincas principales utilizadas para proveer a los Matsés del consumo alimentario diario se ubicaban en las afueras de las casas. Las fincas secundarias se dispersaban en varios puntos estratégicos para facilitar el movimiento a través del bosque. La caza ha sido una actividad masculina importante entre los Matsés. Los hombres adultos suelen transmitir sus conocimientos y otras enseñanzas relacionadas con esta actividad a los jóvenes Matsés. Hoy en día, los Matsés utilizan principalmente escopetas para cazar, así como linternas y canoas con motor, lo que les ha permitido cazar de noche y en un área más amplia.
El Mercado de Artesanías Anaconda es uno de los destinos más populares para los visitantes que llegan a la ciudad de Iquitos en la región amazónica del Perú. Este mercado es conocido por ofrecer una gran variedad de artesanías locales, incluyendo productos hechos a mano por artesanos de la región. Está ubicado en la ciudad de Iquitos en la región amazónica del Perú.
El mercado no solo sirve como un lugar para comprar y vender artesanías, sino también como un centro de encuentro cultural donde los visitantes pueden sumergirse en la vibrante atmósfera de la ciudad de Iquitos y aprender más sobre la vida y la artesanía en la región amazónica. A lo largo de los años, el Mercado de Artesanías Anaconda ha contribuido al sustento de numerosos artesanos locales y ha ayudado a preservar y promover las tradiciones culturales de la Amazonía peruana.
En el Mercado Artesanal Anaconda de Iquitos, Artesanías en madera: Esculturas talladas a mano, tallas de animales de la selva, máscaras rituales y otros objetos decorativos elaborados por artesanos locales. Joyería: Joyería elaborada con semillas de la selva, como açai, tagua o huayruro, además de collares, pulseras y aretes inspirados en la naturaleza amazónica.
Textiles: Textiles tradicionales hechos a mano, como mantas, hamacas, bufandas y bolsos, con diseños coloridos y motivos inspirados en la flora y fauna de la selva. Cerámica: Piezas de cerámica elaboradas a mano, como jarrones, jarras y figurillas, decoradas con diseños geométricos o inspiradas en la iconografía indígena de la región.
Instrumentos musicales: Instrumentos tradicionales amazónicos, como flautas de bambú, maracas, tambores y otros instrumentos de percusión, hechos a mano por artesanos locales.
Recuerdos y souvenirs: Una variedad de artículos pequeños y souvenirs, como imanes, llaveros, camisetas y otros artículos con motivos relacionados con la selva amazónica y la cultura peruana.
Además de la amplia selección de productos disponibles para la venta, el mercado también ofrece una experiencia cultural única, donde puede interactuar con artesanos locales, aprender sobre sus técnicas de fabricación y aprender más sobre la vida y la cultura en la Amazonía peruana.
Un lugar muy atractivo para recorrer y comprar artesanías y recuerdos de tu visita a Iquitos es el emblemático mercado de Belén. Entrar al mercado y perderse entre las calles fangosas repletas de gente y puestos crea un impacto sensorial único. Los colores, el ruido, las voces de los vendedores que ofrecen productos, los olores y la humedad se mezclan para formar una atmósfera densa, entre atractiva e irrespirable.
Quizás lo más atractivo de esta región amazónica son las artesanías de adorno corporal que consisten en elaborar collares, pulseras y adornos de piel, utilizando semillas, escamas de paiche, colmillos de felino y mono, tintes vegetales y tierras de colores. También se elaboran flores artificiales a partir del gramalote que abunda en las riberas de los ríos; aunque esta técnica se ha ido perdiendo paulatinamente.
La cestería es muy variada debido a la gran cantidad de palmeras que existen en la selva amazónica; a partir de estas se elaboran canastas, bolsos, jaulas, tamices, hamacas y sombreros. Con la topa llama se elaboran diversos adornos que representan especies de la fauna. En la ciudad de Iquitos, la madera se utiliza para elaborar objetos decorativos muy apreciados.
El Mercado Artesanal de San Juan se encuentra ubicado a 4,5 kilómetros de la avenida Quiñones, específicamente en la carretera al aeropuerto de la ciudad de Iquitos, en el distrito de San Juan Bautista. En este mercado se produce y comercializa una gran variedad de artesanías de la selva amazónica de Iquitos, propias de la región, ya que son elaboradas por los habitantes de las comunidades nativas. Estos productos son: tejidos de fibras vegetales, madera tallada, cerámica con motivos típicos, pinturas sobre retazos de árboles, artesanías en cuero repujado y bebidas típicas, entre otros.
A diferencia de otros mercados, el Mercado Artesanal de San Juan es el lugar con mayor variedad de artesanías, tallados, collares, pulseras, adornos, textiles y pinturas elaborados con materiales de la zona a partir de los productos que la naturaleza tiene para ofrecer. Debido a que el Mercado Artesanal de San Juan cuenta con un ambiente de exposiciones de la cultura amazónica, se pueden apreciar innumerables artículos de madera y tela en vitrinas de arte.
La medicina tradicional, una de las expresiones más importantes de la memoria ancestral de los pueblos amazónicos, hace uso, entre otras prácticas, de un gran número de especies vegetales para curar sus enfermedades y síndromes. La flora amazónica peruana constituye una de las mayores reservas de recursos fitoterapéuticos.
Desde aquellos lejanos años hasta nuestros días, se han estudiado numerosas especies, obteniendo de ellas importantes compuestos biológicamente activos que han contribuido a aliviar los padecimientos de la humanidad. Entre estas últimas se encuentran la sangre de grado (Croton lechleri) y la uña de gato (Uncaria tomentosa), (U. guianensis). El conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas se basa en la observación, la experiencia y el profundo conocimiento del medio. Transmitido de generación en generación y enriquecido por la integración cultural de la población nativa y migrante, este conocimiento se ha convertido en la medicina popular y la herbolaria actual. Este conocimiento, debidamente sistematizado, contribuye a resolver, en parte, los problemas de salud de la población menos favorecida y más alejada de la modernidad, cuyas posibilidades de curarse están, en la actualidad, limitadas por el alto costo de los medicamentos modernos.
Una situación paradójica si se considera que en muchos casos la industria farmacéutica se sustenta en el conocimiento básico que diferentes grupos humanos, injustamente tildados de primitivos, han desarrollado a lo largo de generaciones sobre las propiedades curativas de las plantas. Entre ellos, hay numerosas etnias amazónicas. Para un buen uso de las plantas medicinales, es necesario conocer correctamente las especies utilizadas, la forma de preparación y dosificación, así como los cuidados que deben observarse. Muchos de los compuestos presentes en las plantas actúan de forma sinérgica, por lo que la combinación de dos o más especies es una condición necesaria para obtener efectos beneficiosos. En este contexto, la vinculación entre la medicina tradicional y la medicina científica a través de la investigación etnobotánica, el estudio de los principios activos y la validación de la actividad terapéutica de las plantas, permite disponer de recursos naturales regionales para el tratamiento de enfermedades que afectan comúnmente a la población.
La mayor cantidad de especies se utilizan para el tratamiento de dolencias, problemas respiratorios, problemas psicosomáticos y nerviosos, enfermedades renales y del tracto urinario, reumatismo y artritis. Los tratamientos se realizan con mayor frecuencia en las casas de los curanderos individuales, quienes suelen tener sus mesas (altares de curación portátiles) instaladas en sus patios.
Los curanderos también tratan a los pacientes frente a altares en las salas de consulta de sus hogares, en lugares sagrados en el campo o en lagunas sagradas. Los altares de curación que se utilizan con mayor frecuencia contienen una gran cantidad de objetos de poder (artes). Una ceremonia de curación generalmente implica la purificación del paciente soplando por vía oral extractos de hierbas benditas por todo el cuerpo para defenderlo de los malos espíritus, además de la ingestión nasal de jugo de tabaco y perfumes.
El Mal Aire, Mal Viento, Susto o Espanto, Mal de Ojo y Daño o Brujería son enfermedades muy comunes en la sociedad andina. Las causas incluyen cambios bruscos de temperatura corporal (Mal Aire, Mal Viento), cualquier tipo de shock (Susto, Espanto), estados de ánimo negativos emitidos por ciertas personas (Mal Ojo) y alimentos envenenados, maldiciones, etc. El tratamiento en muchos casos implica la participación del paciente en una ceremonia de purificación o «limpia». Este puede ser un tratamiento relativamente simple con perfumes y agua bendita o una ceremonia de toda la noche (mesa) centrada en el altar (mesa) del curandero.
Después de la ceremonia, el paciente suele ser tratado con un «baño de florecimiento espiritual» para librarlo de cualquier síntoma o «espíritu» restante. Además, al paciente se le suele dar un amuleto «seguro» o de hierbas para protegerlo contra futuras malas influencias y para la buena suerte. Seguramente hay frascos o botellas llenos de hierbas mágicas, así como perfumes, imágenes de santos y cabellos y uñas del paciente. La enorme cantidad de especies vegetales utilizadas para el tratamiento de trastornos psicosomáticos indica que los curanderos del norte del Perú son valorados como especialistas.
Los curanderos del norte de Perú prefieren utilizar las hojas (en el 25% de todos los usos) o la planta entera (24%) para la preparación de sus remedios. En el 19% de los casos se utilizan los tallos de las plantas, más comúnmente junto con las hojas. Las flores (10%), las semillas (7%), los frutos y las raíces (4% cada uno), la corteza (3%), la cáscara del fruto (2%) y el látex y la madera (1% cada uno) se utilizan para un pequeño número de recetas. Casi el 64% de los remedios utilizados en el norte de Perú se preparan utilizando material vegetal fresco. Muchas de las especies introducidas se cultivan en campos y jardines, pero la mayoría de las especies autóctonas se recolectan de la naturaleza. Esto indica que se necesita un sistema generalizado de recolectores de plantas para suministrar el material vegetal fresco necesario para la medicina tradicional.
Muchos curanderos tradicionales utilizan preparaciones a base de hierbas, que a menudo consisten en ingredientes complejos y preparaciones muy específicas, para tratar las enfermedades de sus pacientes, en lugar de utilizar simplemente extractos de plantas individuales. Sin embargo, los estudios que documentan estas preparaciones y analizan la composición de las mezclas son casi inexistentes.
La ayahuasca es una planta utilizada en la medicina ancestral y actualmente está de moda entre las personas que buscan mejorar algunos aspectos de su salud o que desean experimentar con fines recreativos. En el Perú, la práctica de sesiones rituales de ayahuasca ha sido reconocida como un pilar fundamental de la identidad de los pueblos amazónicos, y los conocimientos y usos tradicionales de la ayahuasca practicados por las comunidades nativas han sido declarados Patrimonio Cultural de la Nación desde el año 2008.
La ayahuasca (Banisteriopsis caapi) es considerada una planta sabia o maestra y actúa en conjunto con la chacruna (Psychhotria viridis). Es un brebaje que se prepara mediante la cocción de estas dos plantas y, dependiendo de algunas etnias o lugares, se pueden agregar otras plantas. Todo este proceso se lleva a cabo en medio de un ritual que implica una preparación previa por parte del guía, maestro o chamán y del participante. Existe evidencia arqueológica del uso de la ayahuasca en cerámicas y diseños que datan aproximadamente de dos mil años antes de Cristo.
Cada 24 de junio se celebra la Fiesta de San Juan, donde se rinde homenaje a San Juan Bautista. Esta es, sin duda, la celebración más importante de la ciudad y de toda la Amazonía peruana. La ciudad rinde homenaje a San Juan Bautista, patrono del departamento de Loreto. Se dice que el santo es especialmente venerado porque bautizaba a las personas en el río Jordán, e Iquitos está rodeada por tres ríos: Amazonas, Itaya y Nanay. La celebración suele incluir grandes fiestas en las que se disfruta de la gastronomía local, especialmente del tradicional juane, cuyo nombre fue inspirado en el santo.
Para hablar de esta festividad debemos remontarnos a la época colonial, cuando un grupo de misioneros nombró a San Juan Bautista como el santo patrono de la Amazonía peruana, en conmemoración a su nacimiento. Y como este personaje bíblico fue el responsable del bautismo de Jesús en el río Jordán, todavía existe una conexión muy fuerte entre la festividad y el agua, por lo que se celebra en fuentes, ríos y lagunas.
En la antigüedad, en vísperas de esta celebración, los pobladores de las zonas aledañas se acercaban a los ríos para purificarse y recibir la bendición del profeta. Además, en los primeros años, la ceremonia religiosa estaba acompañada de reuniones caracterizadas por la calidez y alegría de la selva, donde la música y la danza estaban presentes. Posteriormente, en el siglo XX, esta festividad se oficializó y ahora se celebra en diferentes destinos de la selva, a través de expresiones culturales muy propias de cada lugar, como la gastronomía, la danza, la artesanía, las historias y la fe.
Uno de los eventos más importantes de la ciudad de Iquitos es la colorida celebración del Carnaval Amazónico, una fiesta que reúne a locales y turistas en un derroche de alegría y tradición. Entre los meses de febrero y marzo, la ciudad se llena de alegría, fiesta, carrozas, bailes y todo tipo de actividades, en las que participan todos los vecinos. Según la tradición, este es el momento en el que los espíritus de la selva salen a divertirse y el pueblo se suma a la celebración. Platos típicos como el ceviche de dorado, el inchicapi, el timbuche, la patarashca y el tacacho son los favoritos durante esta festividad. Los desfiles también son muy llamativos, con vestimentas típicas y música regional.
Además del desfile, el carnaval cuenta con concursos de disfraces, competencias de baile y música en vivo, donde se mezclan la cumbia y la salsa con ritmos autóctonos como el festejo y la saya. También se puede disfrutar de deliciosa comida típica y refrescantes bebidas, como el famoso «juane» y la «chicha de jora».
Los disfraces se elaboran con ropa usada, retazos de tela, costales de arroz o frijoles, entre otros ingredientes; mientras que las máscaras son alusivas a animales de la región o rostros grotescos masculinos o femeninos. Tradicionalmente, estas se elaboran con semilla de huingo (Crescentia cujete), madera de topa y cartón decorado con pequeñas ramas y dibujos hechos con pigmentos naturales, los cuales se elaboran con dibujos y/o pequeñas ramas y tintes naturales.
Diferentes barrios de la ciudad se organizan para decorar la humisha, una palmera que se llena de regalos, cintas y globos. Al final de la celebración, los vecinos bailan alrededor del árbol y se turnan para cortarlo con un hacha o machete. Quien lo corte será el encargado de decorarlo al año siguiente. Los participantes, ataviados con coloridos trajes y máscaras, realizan coreografías que fusionan elementos indígenas y coloniales, creando una representación única de la identidad cultural de Iquitos.
Esta danza es acompañada por el vibrante ritmo de tambores y maracas, junto con los enérgicos movimientos de los bailarines, quienes danzan alrededor de un árbol sagrado llamado “Yacumama”. La energía que emana de la danza contagia a los espectadores, invitándolos a sumarse y celebrar la diversidad y la unidad cultural de la región.
La Danza de la Humisha no solo entretiene y deleita a quienes la presencian, sino que también transmite valores de cooperación, respeto y hermandad. Es una forma de mantener viva la historia y las costumbres de Iquitos, promoviendo el orgullo de pertenecer a esta ciudad rica en tradiciones y bellezas naturales.
Las danzas típicas de la selva de Iquitos se caracterizan en su mayoría por ser danzas guerreras o rituales locales. Estas danzas son interpretadas por diferentes grupos étnicos y no étnicos tanto dentro como fuera del Perú. Las danzas de Iquitos son una manifestación cultural vibrante y colorida que refleja la rica diversidad étnica y natural de esta región. Estas danzas son una fusión de tradiciones indígenas ancestrales con influencias coloniales y mestizas, creando una expresión única y auténtica de la identidad amazónica peruana.
Las danzas de Iquitos tienen sus raíces en las antiguas culturas indígenas que habitaron esta región antes de la llegada de los conquistadores españoles. Estas culturas desarrollaron una amplia gama de rituales y ceremonias que involucraban la danza como una forma de comunicación con los dioses, la naturaleza y los antepasados.
A lo largo del tiempo, las danzas de Iquitos se han mantenido vivas a través de generaciones, transmitiéndose de padres a hijos como parte fundamental de la identidad cultural de la región. Hoy en día, estas danzas continúan practicándose y celebrándose en festivales y eventos culturales en toda la selva peruana, sirviendo como una poderosa conexión con el pasado y un símbolo de orgullo para las comunidades locales.
Las danzas de la selva peruana se caracterizan por su energía contagiosa, ritmo frenético y colorido de los trajes tradicionales, pero también por representar danzas guerreras, ceremoniales y religiosas, cada una dependiendo de la situación.
La música, que suele interpretarse en vivo con instrumentos autóctonos como tambores, maracas y flautas de bambú, es parte integral de estas danzas, marcando el ritmo y creando un ambiente festivo y alegre.
Los movimientos de las danzas de la selva suelen imitar animales de la región, como serpientes, aves y jaguares, así como actividades cotidianas como la caza, la pesca y la agricultura. Los bailarines combinan movimientos rápidos con pasos enérgicos y saltos acrobáticos, creando un espectáculo dinámico y visualmente impactante.
En la danza de la selva de la Ayahuasca, el chamán o curandero de la comunidad elabora una pócima con palo de huasca y chacruna. Esta mezcla es la que le da nombre a la danza de la Ayahuasca. Cuando se realiza este tipo de procedimiento, el chamán o curandero de la tribu acompaña la preparación con cánticos de adoración a la naturaleza. Esto se hace para que la ayahuasca sea confiada y tenga buenos efectos para el paciente. Al finalizar la danza, las personas hacen donaciones al chamán, que en su mayoría son animales.
Los hombres se visten con ropa de algodón y usan mantas de colores y algunos bragueros. Utilizan coronas hechas de llanchana, también cinturones y otros accesorios como cuentas y plumas de algunas aves. La danza de la Ayahuasca está inspirada en el trabajo de los curanderos o chamanes de la Amazonía. En la danza, se muestra cómo el curandero busca aliviar diversas enfermedades. Los curanderos se encomiendan a la madre tierra y al padre río para realizar este trabajo.
La Danza de la Boa es una danza típica de la selva de Iquitos. El principal atractivo es la enorme boa que porta uno de los bailarines. En esta danza, al igual que otras danzas de la selva, las mujeres visten ropas muy pequeñas y al bailar simulan los movimientos de la boa cuando se arrastra. La mayoría de las veces que se baila la Danza de la Boa, se hace en desfiles por el aniversario de las ciudades.
Al frente siempre hay una niña que se encarga de sostener la boa. Todas las personas se mueven de izquierda a derecha, imitando el movimiento de la boa en el suelo y dando pequeños saltos. Sin importar el evento, o el número de participantes en la danza, los movimientos son siempre los mismos.
En esta danza, las mujeres usan coronas decoradas con plumas de guacamayo, piel de jaguar y cráneos de pequeños monos. Además, usan un sujetador con diseño de piel de jaguar y una pequeña falda del mismo material. Los hombres usan una corona más alargada sobre la cabeza, decorada con plumas de guacamayo y pequeños cráneos de primates. Collares hechos con semillas cuelgan de sus cuellos y pantalones cortos cuelgan de sus cinturas.
El Shipibo es una danza de carácter y contenido mítico o mágico-religioso. Esta danza adquiere y transmite energía relacionada con la belicosidad de las tribus de la Amazonía peruana. Esta es una danza de origen guerrero. Se basa en la disputa por el territorio entre los Yawuas y Shipibos.
El elemento alegre en la vestimenta de las mujeres son las blusas. De colores intensos y bordes prominentes, su tejido puede ser de seda o algodón y las usan a todas horas del día. Las mujeres usan collares y pulseras elaborados por ellas mismas y con materiales de semillas.
Hace más de medio siglo, los hombres solían vestirse con “cushmas”. Estas son túnicas que llegan hasta el tobillo. Esta vestimenta era de uso diario y con ella iban a trabajar, sin embargo, hoy en día solo se usa en ceremonias o rituales chamánicos y es una pieza decorativa, pero no elemental.
Una danza que manifiesta su existencia tanto en la sierra como en la selva. La Pandilla se baila en las calles en comparsas, cuando se celebran las fiestas patronales de un pueblo o durante carnaval, es muy popular, porque su ejecución se hace de manera externa en la plaza principal del pueblo. La Pandilla se baila en la tumba del Húmisha, en el mes de febrero, mes del carnaval. La gente avanza, retrocede, se mueve al ritmo de la música; agitan sus pañuelos, gritan; se agitan las botellas con licor y cuando pasa un buen rato, lo esparcen por todas partes, bañando a los danzantes; otros con las rodillas comienzan a golpear los traseros de las otras parejas, hasta dejarlas adoloridas.
Por todas estas cosas que se manifiestan en las danzas, se dice que la Pandilla es turbulenta. Es una danza que constituye una expresión regional, ya que se baila en todas las provincias. Es alegre, pícara y espontánea; Sus pasos se caracterizan por saltos y otros movimientos alegres y contagiosos. Cualquiera puede participar por la facilidad de sus movimientos.
La danza del Apu Cashi es una mezcla de Magia y Misterio del Folklore Selvático, basada en la Literatura de Cuentos y Leyendas de una gama de seres Benignos y Malignos, protagonistas de increíbles aventuras donde no falta la Sanación y la Brujería, combinando el Género Musical con Danzas, Cantos y Bailes que expresan el estilo alegre y melancólico de los habitantes de esta región.
Es una danza alegre para rendir homenaje al dios murciélago de la comunidad indígena Shipiba en el río Pisqui, donde le rinden homenaje a dicho dios, por lo cual protege a la comunidad, gracias al dios maligno por traer una buena cosecha y recolección de frutos. Esta festividad se baila al son de Quenilla, Tambor, Bombo, Manguare y Maracas.
La Danza del Sitaracuy es una expresión cultural arraigada en la región Loreto, cuyo nombre en quechua evoca a las hormigas salvajes del lugar. En esta danza, las parejas se sumergen en el ritmo rítmico, emulando la actitud de los furiosos “Sitaracos”. La particularidad radica en los pinches, que simulan las picaduras de estas hormigas, y los bailarines expresan el dolor mientras se mueven al compás.
Este vigoroso ritmo invita a saltar y agitar las manos, con movimientos que inclinan el cuerpo hacia adelante y hacia atrás simultáneamente. La música marca el momento de los pinches, que pueden ser dados por cualquier bailarín en cualquier parte del cuerpo, desafiando a los demás a esquivarlos hábilmente.
El atuendo característico para esta danza consiste preferentemente en dos piezas: una falda floreada y una blusa, sin zapatos ni otros accesorios. Los músicos, por su parte, pueden desplazarse lentamente por el salón de baile, llegando a ocupar el centro del mismo, marcando el compás con sus melodías.
Sumérjase en la cultura y los paisajes del Perú con esta aventura a Machu Picchu, el Amazonas y más. Busque vida silvestre a lo largo de los senderos de la jungla y los ríos en la selva tropical desde un cómodo albergue y luego diríjase a los Andes hasta Cusco, la capital del imperio Inca.
El Perú es un país con diferentes culturas y hermosos paisajes. Tiene una de las mejores gastronomías del mundo. Este tour está diseñado para viajeros que buscan momentos únicos y especiales en sus vacaciones y familias que desean evitar las multitudes. Visitará la antigua ciudad de Lima, la selva amazónica, el hermoso valle sagrado de los incas, la maravilla de Machu Picchu.
Explore el Parque Nacional Manu durante 5 días, el misterio de la amazonía y viva una fascinante aventura en el vasto parque nacional amazónico del Manu, es uno de los mejores lugares en América del Sur para ver una impresionante variedad de vida silvestre tropical.
Su viaje a la Reserva Nacional Tambopata ofrece una gran oportunidad para descubrir una gran biodiversidad de aves, mamíferos, reptiles, insectos y árboles. Un número récord de especies animales se concentra en áreas pequeñas, y la variedad de vida vegetal es mayor que en casi cualquier parte del mundo.
El Parque Nacional Manu es una excelente manera de experimentar una intensa vida silvestre amazónica, es la selva tropical más grande de las Américas, su incomparable riqueza natural, alberga la mayor cantidad de flora y fauna del mundo.
El tour de Manu Jungla va hacia una de las reservas del biosfera de vida mas grande del Mundo. Usted disfrutara de la vida silvestre, pueblos tradicionales, con los mejores guías especializados.